“Se les denomina índigo porque su aura contiene una gran cantidad de color azul índigo, el color de la intuición y la espiritualidad. Después de la Segunda Guerra Mundial empezaron a nacer índigos, aumentó su número en los años 70 y se hizo un fenómeno más masivo en los años 80”, explica la Psicóloga Esther Morales León, quien es miembro del equipo de Niños Indigo de Chile. Pues bien, a estas alturas muchos de los pequeños ya se instalaron en la vida adulta, la mayoría sin siquiera saber si pertenecen a este grupo y, por consiguiente, sin llegar a entenderse. Un tema que para ellos resulta clave.
“Su tarea es aceptarse, valorizarse y encontrar su
particular misión en la vida, haciendo uso de todos los talentos que tienen y
de su elevado nivel de conciencia, para ser un real aporte a la evolución
planetaria”, plantea la experta, quien nos ayuda a dilucidar qué adultos se
ajustan a estas características. Idealistas, perceptivos, rebeldes…
El adulto índigo se caracteriza por: No encaja: El índigo es una persona muy sensible,
inteligente y creativa, disfruta haciendo cosas, tienen profunda empatía por
otros, pero también intolerancia ante la estupidez; puede tener problemas con
el enojo y la ira. Se siente diferente a la masa, no encaja, le cuesta
adaptarse, es modelo para otros. Se resiste ante la autoridad y el sistema
laboral jerárquico, prefiere esfuerzos cooperativos, posiciones de liderazgo o
trabajar solo.
Ha tenido experiencias psíquicas: Nos referimos a
premoniciones, ver ángeles o fantasmas, experiencias fuera del cuerpo, escuchar
voces. Al poder conectar con otras dimensiones, pueden ver el aura, percibir la
energía de personas y lugares, soñar o saber cosas que ocurrirán en el futuro,
adivinar el pensamiento, tienen amigos imaginarios, ver elementales, ángeles,
seres desencarnados, etc.
Ligados a lo espiritual: Busca el significado de su vida y
comprensión del mundo a través de religión o espiritualidad, grupos y libros de
autoayuda.
Quieren mejorar el mundo:Sienten un ardiente deseo de hacer
algo para cambiar y mejorar el mundo, pero puede tener problemas para
identificar su camino.Tiene problemas con los sistemas que considera ineficientes,
como por ejemplo, político, educativo, médico y legal. En la infancia…: Tiene
una clara conciencia de sí mismo, es muy perceptivo e intuitivo, trae una
sabiduría innata, desarrolla el pensamiento abstracto desde pequeño, es dotado
y/o talentoso, soñador y visionario.
Creativo: Aprende de manera reflexiva y no repetitiva cosas
diferentes, pero cuando tiene suficiente conocimiento, los dejan por
aburrimiento.
No comulga con el sistema escolar actual, es rebelde a las
normas y estructuras, tiene dificultades con la disciplina y la autoridad, no
responden a mecanismos de culpa, quieren buenas razones. Hipersensible:Poseen
una gran sensibilidad por la naturaleza, y mucha conexión de tipo espiritual,
probablemente se le diagnosticó como niño con síndrome de déficit atencional
con y sin hiperactividad.
No a la mentira: Le desagrada la mentira y la falsedad,
tienen un desarrollado sentido de justicia, son sanadores, hipersensibles
visual, auditiva y kinésicamente, se conectan con la otra dimensión, pudiendo
ser videntes o perciben una realidad que otros no ven. Wendy Chapman, la
experta norteamericana autora de varios libros relativos al tema, aporta otros
detalles, basándose en sus investigaciones. Son inteligentes, aunque tal vez no
hayan tenido las mejores notas. Siempre necesitan saber por qué; especialmente,
por qué se les está pidiendo que hagan algo. Les disgustaba y quizás incluso
odiaban gran parte del trabajo repetitivo y obligatorio de la escuela. Eran
rebeldes en la escuela en cuanto a que se negaban a hacer la tarea y rechazaban
la autoridad de maestros o querían realmente rebelarse pero no se atrevían,
generalmente debido a presión de los padres.
Es posible que hayan experimentado depresión existencial
temprana y sentimientos de impotencia. Estos últimos pueden haber ido de
tristeza a desesperación total. Sentimientos suicidas durante la secundaria o
antes no son inusuales en el índigo adulto. Tienen dificultades en empleos
dedicados al servicio. Los índigos se resisten ante la autoridad y el sistema
laboral jerárquico. Prefieren esfuerzos cooperativos, posiciones de liderazgo o
trabajar solos.
Pueden ser extremadamente sensibles en lo emocional, incluso
llorando ante el menor motivo (sin protección). O pueden ser lo opuesto y
no mostrar ninguna expresión de emoción (protección completa). Sienten frustración o rechazo hacia el tradicional “sueño
americano”(trabajar 8 horas, matrimonio, 2,5 hijos, casa con cerco blanco,
etcétera). Tuvieron pocos o ningún modelo índigo a imitar.
Pueden ser sensibles a la electricidad: relojes no funcionan
o lámparas se apagan cuando caminan por debajo de ellas, equipos eléctricos
funcionan mal o se queman lamparitas. Son muy expresivos sexualmente o pueden
rechazar la sexualidad por aburrimiento o con la intención de lograr una
conexión espiritual más elevada. Pueden explorar tipos alternativos de
sexualidad. Buscan el significado de sus vidas y comprensión del mundo.
Cómo vivir como un índigo En medio de un mundo que no los
entiende y al ser criados por padres que no saben cómo tratarlos -que confunden
su forma de ser con hiperactividad o inadaptación al sistema-, las
potencialidades de los índigos se ven algo transgredidas. “En general las
características se mantienen toda la vida, sin embargo, las condiciones
paranormales se van perdiendo por efectos de una educación muy racional o
porque la persona teme ser incomprendida o malinterpretada”, plantea Morales.
Tanto para los padres de un niño índigo como para quienes lo son, vale la pena
entender que desde pequeños se les debe escuchar, valorar y respetar, nunca
forzarlos a hacer cosas que no quieren. “Se deben negociar las normas, ponerlos
en colegios donde se les permita desarrollar su individualidad, facilitarles
libros de acuerdo a su área de interés, darles alimentos y bebidas naturales”.
En vez de medicarlos para solucionar “problemas” con ellos, como es muy común,
hay que optar por medidas que se ajusten a su esencia.
“Responden excelentemente a las terapias energéticas, a los
remedios naturales, la homeopatía y les hacen muy bien los alimentos y bebidas
naturales, sin aditivos químicos, colorantes y azúcares. Se benefician del
contacto con la naturaleza y prácticas como el yoga, tai chi y les encanta el
reiki”. Hay un aspecto clave “si un índigo encuentra el equilibrio, puede
convertirse en un individuo muy fuerte, sano y feliz”.