1) Negación y aislamiento: la negación nos permite
amortiguar el dolor ante una noticia inesperada e impresionante; permite
recobrarse. Es una defensa provisoria y pronto será sustituida por una
aceptación parcial: “no podemos mirar al sol todo el tiempo”.
2) Ira: la negación es sustituida por la rabia, la envidia y
el resentimiento; surgen todos los por qué. Es una fase difícil de afrontar
para los padres y todos los que los rodean; esto se debe a que la ira se
desplaza en todas direcciones, aún injustamente. Suelen quejarse por todo; todo
les viene mal y es criticable. Luego pueden responder con dolor y lágrimas,
culpa o vergüenza. La familia y quienes los rodean no deben tomar esta ira como
algo personal para no reaccionar en consecuencia con más ira, lo que fomentará
la conducta hostil del doliente.